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¡Para eso se vive!

Tener 53 años, no quita tener 15 o tener 8. Es un privilegio reclamar la edad que quieras, sin olvidar la responsabilidad de ser adulto ante los demás, pero especialmente ante los niños y niñas.

Volver a bajar la mano para hacer carreteras con la tierra, volcanes, juegos de tinajitas, arrancacebollas, carreras de relevos, guerritas de agua, enlodadas y todo aquello de nostalgia que hoy los niños ya no acostumbran jugar, porque no hay espacio o porque los adultos a cargo ya no tienen tiempo, es algo que vale la pena rescatar.

Aprender haciendo para los niños, enseñar jugando para los adultos, es un sistema de educación no formal de altísima importancia en la era actual de exceso de información y tecnología. Vernos cara a cara y sonreír y sumar al desarrollo de nuestra comunidad, de verdad vale la pena.

Del voluntariado de servir en la salud, la educación divertida y seguridad preventiva de la comunidad, pues no se vive; hay una increíble satisfacción, que te dice: ¡Para eso se vive!

Cantar, reír, bailar y jugar entre niños, niñas y adultos, genera una lección de vida que no solo nos conecta mejor como seres humanos, sino que también nos llena de verdadera felicidad.

Me compartió una buena amiga que “se necesita un pueblo entero para formar a un niño”. Y hoy quiero aprovechar esta oportunidad para agradecer a Dios, a Protejo mi Comunidad, a los Dirigentes Scouts, a los padres y especialmente a los niños y niñas del Grupo 26 Scout de Protejo Mi Comunidad por permitirnos ser parte de ese pueblo y darnos la oportunidad de  poner semillas en sus corazones, pues creo firmemente que esas semillas darán sus frutos en un futuro cercano.

Con un niño o niña que logremos llegar e influir para crear una sana visión de vida, habrá valido la pena, pero estamos seguros, que son muchos niñas y niñas a quienes hemos llegado, y lo más importante…seguiremos adelante!

Fraternalmente,

Roberto Alfaro Véliz – Fao

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